O Pedrouzo-Santiago.
Tras nuestra particular y conocida madrugá echamos botas para nuestra última etapa.
Pero tanta son las ganas de no acabar esta aventura que decidimos no ir directamente a Santiago para quedarnos en el Monte do Gozo, desde donde se vislumbran las torres de la catedral desafiando al cielo y guiando a los peregrinos hacia la tumba del santo apóstol.
Mañana será un día grande.